Lo que no me animé a decirte...
A menudo me pregunto cómo estarás, espero que estés bien. No te quiero escribir porque lo acordamos así. Por alguna inexplicable razón, al final del día algo me lleva a pensar en vos. ¿Cómo puede ser posible no poder dormir porque alguien que conociste apenas unos días esté en tu cabeza?. Pensando noche tras noche, llegué a la conclusión de que me hubiera gustado que las circunstancias hubieran sido otras; un bar, una plaza, donde sea pero lejos de esta pantalla. Desde el día uno hablamos de destino y no de casualidad, supongo que por algo había tanta conexión en nuestro hablar… Entre la espada y la pared estuve una vez más, perdón por intentar llevarte un poco más allá. Sabiendo de las consecuencias por un tiempo elegí jugar, tarde entendí que podría llegar a enganchar. Pero aun así, lo que no me animé a decir(te) es que estos días me trajeron mucha felicidad.