Entradas

Mostrando las entradas de agosto, 2020

Lo que no me animé a decirte...

A menudo me pregunto cómo estarás, espero que estés bien. No te quiero escribir porque lo acordamos así.  Por alguna inexplicable razón, al final del día algo me lleva a pensar en vos. ¿Cómo puede ser posible no poder dormir porque alguien que conociste apenas unos días esté en tu cabeza?. Pensando noche tras noche, llegué a la conclusión de que me hubiera gustado que las circunstancias hubieran sido otras; un bar, una plaza, donde sea pero lejos de esta pantalla.  Desde el día uno hablamos de destino y no de casualidad, supongo que por algo había tanta conexión en nuestro hablar…  Entre la espada y la pared estuve una vez más, perdón por intentar llevarte un poco más allá.  Sabiendo de las consecuencias por un tiempo elegí jugar, tarde entendí que podría llegar a enganchar. Pero aun así, lo que no me animé a decir(te) es que estos días me trajeron mucha felicidad.    

"Valentía antes que cobardía,cobardía antes que valentía"

Imagen
  “A las dificultades se las enfrenta con valentía”, “Valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que lo conquista" ... ¿Por qué será que siempre que hablamos de cobardía y valentía automáticamente ignoramos la palabra cobardía y nada comenzamos  hablando sobre lo importante que es la valentía?. Estamos de acuerdo que la cobardía nos hace perder oportunidades que se nos presentan en la vida, pero creo que también estamos de acuerdo de lo difícil que se nos puede presentar, en algunas ocasiones, enfrentarnos a éste. Como si se tratase nada más ni menos que de una decisión entre blanco o negro.  El temor al miedo es lo peor que podría existir. El miedo te acorrala, te lastima e incluso logra poner en contra a uno mismo. Logra sembrar ese sentimiento de no poder y, como si fuera poco, muchas veces es más fuerte de lo que podríamos imaginar. Pero es así. A ese miedo le gusta jugar. Juega a que es invencible dentro de su laberinto, juega a que nadie ni nada podría detenerlo dentr

Calendario de mil recuerdos.

  Y allá va otra marca roja tachando otro número en ese viejo calendario.  Otra marca a un día más sin tus besos ni tus abrazos. Otra tacha roja reflejando la cuenta de todos esos días sin vos acá o yo allá. Otro día más sin poder decirte lo mucho que te quiero. Recuerdo cuando me preguntaste de que me serviría un calendario si ni siquiera era de este año. Entre risas nos reimos de mi estúpida manía de guardar cosas que no tienen uso alguno más que ser un recolector de recuerdos y anécdotas. Ambos sabiamos que probablemente jamás iba a complir una función e iba a quedar juntando polvo junto a todas las cosas que estaban en el mismo sitio, pero acá está.  Ni siquiera tiene importancia si las fechas coinciden o si ya están marcados en él los días que alguién cumple años. Es más, me atrevo a decir por primera vez en la vida que simplemente le quise dar un uso para no decirle adiós y tirar cada uno de los recuerdos que lleva consigo. Me atrevo a decirte también que ya no solo son recuerdos