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Mostrando las entradas de junio, 2021

"Golden Hours"

 Mirando el reflejo que reposa sobre el vidrio del espejo recordé las tardes doradas en las que solíamos hablar: Las "Golden Hours".  Yo apresurándome para sacarme la mayor cantidad de fotos y vos riéndote de mi llanto histérico al no encontrar la pose con perfil perfecto.  Horas doradas, tiempos dorados que quedaron como recuerdos. Añoro esos momentos dónde no existía el resto. Dónde solo éramos vos y yo matando el aburrimiento con música y nuestro "amor sempiterno".
 Algunas tardes mientras estoy sentada bajo la sombra de algún caluroso día de verano me pongo a pensar en lo efímero que resulta el vivir, el estar y los momentos de la vida en general.  Recuerdo cada una de mis promesas jurando que nada nunca cambiaría, o bueno, así lo prefería. Tan sólo me rio al verme ahora en el mismo lugar, pero sin jurar más nada.  Recuerdo haberte jurado bajo las estrellas que éramos eternos. Y lo éramos. Paradójicamente prometí no volver a jurar, pero te juro que sí lo éramos. Fuimos finitamente eternos a los momentos y a esos lugares.  Que raro se siente revivir una finidad eterna sin vos acá porque el transcurso del tiempo sigue al igual que las personas, estaciones y los lugares que visitamos cuando Buenos Aires te tocó visitar. Todo sigue en movimiento menos nuestra afinidad.  Eternidad, afinidad, felicidad... todo parece concordar, menos vos y yo. ¿Y si eso jamás pudo funcionar? Y estoy de nuevo, que de nuevo ya no tiene ni pizca de novedad, sentada acá.
A esta altura hasta la luna perdió la cuenta de todas las veces que le hable sobre vos.  Ya perdí la cuenta de todas las veces que me encontré en el patio de casa pensando en nosotros y todo lo que fuimos.  Ya perdí la cuenta de cada una de las madrugadas que esperé que algo cambiara, pero esperando me quedé mientras riendo esperando que me de cuenta estabas vos. 

Viejas tardes de soledad

 Aún con el corazón roto y el alma en la mano puedo decirte que todavía te quiero.  Sí, todavía te quiero a pesar de que me hayas partido en dos. Descubrí que mi cariño por vos siempre fue infinito. Creo que después de mil peldaños, portazos, mil llantos y ruido, siempre estuve ahí.  Me pregunto si aún pensarás en mi. ¿Te sentaste a pensar en los momentos que pasamos juntos alguna vez? ¿A caso el recuerdo de mi sonrisa no te hacia pensar? quizás ya mi voz no resuena dentro de tuyo.  ¿Por qué la tuya sí sigue resonando en mi cabeza? En las tardes de soledad me encontré riéndome de los viejos chistes internos que algún día tuvimos "Pol qué? No hay polque".  y tu voz junto a tu risa automáticamente vuelve a darme vueltas como la primera vez que la escuché. 

Desde que te fuiste

Desde que te fuiste todo cambio escribiría por ahí. Bueno, no cambio nada (o casi nada) a mi alrededor, pero si cambie yo, pero supongo que eso es motivo suficiente para sentir que todo cambio.  Desde que te fuiste todas las rutinas dejaron de ser rutinas. Desde que te fuiste descubrí las mañanas al aire libre, la tecnología ya me resulta irrelevante y los videojuegos ya no captan mi atención; desde que te fuiste ya no dedico mi tiempo a cosas insanas.  Desde que te fuiste lloro menos y suelto más (incluida tu ausencia); aprendí a hacer del dolor un talismán que cura, aprendí a ya no aduelar(te). Desde que ya no estas, deje de culparme por mis errores y comencé a festejarlos junto con mis logros. Después de todo son mi razón de ser, ¿o me equivoco? Deje de ver el gris como un color sólido y aprendí a crear colores vibrantes.  Desde que te fuiste entendí que todo es perspectiva y que esa vida no era para mi. Aprendí a quererme y  a valorarme, y como si eso fuera poco, creo que soy mi pr