Desde que te fuiste

Desde que te fuiste todo cambio escribiría por ahí. Bueno, no cambio nada (o casi nada) a mi alrededor, pero si cambie yo, pero supongo que eso es motivo suficiente para sentir que todo cambio. 
Desde que te fuiste todas las rutinas dejaron de ser rutinas. Desde que te fuiste descubrí las mañanas al aire libre, la tecnología ya me resulta irrelevante y los videojuegos ya no captan mi atención; desde que te fuiste ya no dedico mi tiempo a cosas insanas. 
Desde que te fuiste lloro menos y suelto más (incluida tu ausencia); aprendí a hacer del dolor un talismán que cura, aprendí a ya no aduelar(te).
Desde que ya no estas, deje de culparme por mis errores y comencé a festejarlos junto con mis logros. Después de todo son mi razón de ser, ¿o me equivoco?
Deje de ver el gris como un color sólido y aprendí a crear colores vibrantes. 
Desde que te fuiste entendí que todo es perspectiva y que esa vida no era para mi. Aprendí a quererme y  a valorarme, y como si eso fuera poco, creo que soy mi propia fan. 
Siendo sincera, desde que ya no estás cualquier persona te diría que todo sigue igual. El barrio es el mismo, mi casa sigue siendo la misma, mi familia sigue siendo la misma excepto yo. 
El día que deje de mirarte recupere mi luz, esa misma que de tanto que gustaba en un comienzo terminaste por consumirla. 
Desde el día que deje de mirarte todo lo que alguna vez existió se convirtió en la nada, y a la nada la transformé en mi todo. 

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